jueves, 22 de diciembre de 2011

Impulso sexual, cleptomanía y embotamiento afectivo

El perfil psicológico de El Asesino de ancianas, José Antonio Rodríguez Vega, está caracterizado por tres grandes rasgos: un impulso sexual irrefrenable, el trastorno cleptómano  y un embotamiento afectivo. 

Como hemos explicado ya en muchas ocasiones (véase El Depredador de Seattle) la cleptomanía es el trastorno del control de los impulsos que hace que la persona que padezca este trastorno robe objetos de forma compulsiva. Ayer vimos en la descripción de las víctimas de El Asesino de Ancianas  que el asesino siempre robaba objetos personales de sus víctimas.

Pero además de este impulso por robar, Rodríguez Vega tenía un impulso sexual. Padecía un trastorno de perversión sexual múltiple que le llevaba a abusar de sus víctimas (con tocamientos, penetración de objetos, etc.)

Otro rasgo del perfil psicológico de El Asesino de Ancianas es que le  costaba establecer relaciones con las demás personas. Esto le lleva a que padezca embotamiento afectivo, es decir, un trastorno que le dificulta exteriorizar sus sentimientos. 

 También queremos destacar que José Antonio tubo una infancia marcada también por la desestructura familiar –lo vimos la semana pasada con La Doncella de la Muerte-. Este es un rasgo muy típico de  los asesinos en serie. Durante su infancia recibió el rechazo de su familia, motivo que marco su psicología. 

Todo esto llevó a que Rodríguez Vega se convirtiera en un asesino en serie, acabando con la vida de 16 mujeres de avanzada edad y con el mismo modus operandi que os explicamos el martes.

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