Ya es lunes, amig@s! Retomamos otra vez los mando de este buque criminológico y no podía ser de otra manera que con un NUEVO ASESINO!
La figura del canguro, aquella persona que cuida de los niños mientras los padres están ocupados, acostumbra a relacionarse con una persona buena, paciente, divertida e imaginativa. Hoy hablamos precisamente de una mujer que se dedicaba a cuidar niños, aunque en este caso, no creemos que responda a las aptitudes propias de una canguro.
LA EXTERMINADORA DE LA GOUTTE D'OR

A pesar de salir airosa del altercado tuvo que irse de su casa porque su familia y vecinos la repudiaron. Ya muy lejos de donde la recordaban volvió a dedicarse a cuidar niños, esta vez, en una casa de unos agricultores. De nuevo, el hijo de la familia murió por causas desconocidas y sin ninguna prueba que inculpara a la cuidadora. Al cabo de unos meses volvió a actuar, en este caso contra el hijo de los dueños del Hotel donde Jeanne Weber se hospedaba. Pero era ya demasiado evidente, era demasiado sospechosa y la tensión pudo con ella. Finalmente confesó y en 1908 fue internada en el manicomio de Maréville, del que ya no saldió hasta 191,8 cuando murió en el psiquiátrico de Bar-le-duc al que fue trasladada.
MODUS OPERANDI
La técnica que le había salvado de ser descubierta consistía en cortar la respiración de los niños, presionando el pecho con sus manos hasta estrangularlos.
Cómo os quedáis? Os imagináis dejar a vuestros hijos al cuidado de esta mujer? Por suerte, no todos los cuidadores son así!
2 comentarios:
La mano que mece la cuna... glups!
¡Totalmente de acuerdo!
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