Ya hemos visto que El Sacamantecas asesinó de forma atroz a un mínimo de 6 mujeres, y que sus asesinatos tenían un móvil sexual y que era especialmente bruto y sanguinario. Sabemos que aseguró que actuaba movido por unas voces demoníacas pero que, en realidad, era su enfermizo sexual insatisfecho el que le convirtió en un sádico y un necrófilo.

La técnica del garrote vil consiste en una antigua tortura evolucionada, y se compone de una silla como la que vemos en la imagen, con un hierro que aguanta la cabeza del sujeto. La acción de unos tornillos le rompe el cuello al reo, que muere de forma instantánea por dislocación de la vértebra axis sobre el atlas de la columna vertebral. La pena de muerte se abolió en nuestro país con la Constitución de 1978, pero debemos recordar que a finales del siglo XIX, cuando actuó el asesino en serie de esta semana, era un tipo de condena más que común.