El Arropiero presentaba un perfil psicótico. La psicosis es un trastorno mental, de origen emocional u orgánico, en el que se produce un deterioro en la capacidad de pensar, responder emocionalmente, recordar, comunicar e interpretar la realidad.

Además, El Arropiero también presentaba tendencias necrófilas y homosexuales. La necrofilia es una parafilia (patrón de comportamiento sexual en la que el placer no es encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad que le acompañe) caracterizada por una atracción sexual hacia los cadáveres. De hecho, como hemos visto en el post de ayer, Manuel practicó la necrofilia con su quinta víctima, que abusó de ella una vez muerta hasta que los agentes encontraron el cadáver.
Por lo tanto, Manuel Delgado Villegas, El Arropiero, era psicótico y presentaba tendencias homosexuales y necrófilas. Además, poseía el cromosoma de la criminalidad. En sus asesinatos utilizaba la fuerza y la violencia (el golpe militar). Tenía siempre el dominio de la víctima, hasta provocarle la muerte. Solo dejó malherido a una de sus víctimas, Ramón Estrada, aunque falleció posteriormente en el hospital.
Como veremos en el post de mañana, Delgado fue ingresado en un psiquiátrico, donde fue tratado de esquizofrenia, una enfermedad que se completaba con un cuadro de megalomaníaco, desorientación espacio-temporal y tendencia al autismo.