martes, 21 de febrero de 2012

Descubriendo la fecha de la muerte

Para resolver un crimen es muy importante conocer las circunstancias en las que se ha producido, incluyendo la fecha, hora y lugar. Es curioso comprobar que, en el caso de la fecha y la hora, hay pequeños insectos que nos pueden ayudar mucho. En un ambiente interior seco, cuando el cuerpo no se encuentra hasta días después del fallecimiento, los procesos de descomposición son un buen indicador del tiempo que lleva muerto. Normalmente, al cabo de dos días, las bacterias que atacan la sangre producen manchas verdes en los flancos y en el abdomen; un día o dos después, se extienden a los brazos, piernas y cuello, el cuerpo empieza a hincharse; después de una semana, aparecen ampollas en la piel.

Mosca verde, muy útil en criminología
En un ambiente exterior cálido, los insectos permiten descubrir, aunque de forma aproximada, cuánto tiempo ha pasado desde la muerte de la víctima. La mosca azul y la mosca verde ponen huevos en la carne fresca; los huevos eclosionan de 8 a 14 horas más tarde, según la temperatura ambiente. A partir de entonces, las cresas se desarrollan en tres etapas, cambiando en cada una de ellas, hasta convertirse en gusanos entre 10 y 12 días más tarde. Entonces abandonan el cuerpo para seguir desarrollándose en otro lugar. La mosca común tiene un ciclo y periodo similares. Los restos de plantas también podrían servir de un modo similar.

Aunque pasen varios días antes de que se descubra un cadáver, los entomólogos forenses —los encargados de estudiar los distintos modos de vida alrededor del cadáver— pueden hacer una estimación fiable de la fecha de la muerte (en este caso no de la hora) usando este método.

Fuente: 40 casos criminales (David Owen)

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