Analizando la escritura

Much@s sois los que nos habéis preguntado sobre la grafología y sobre sus aplicaciones en el mundo de la criminología. Hoy, un muy amable seguidor de Twitter, Fernando Garcia, que además es grafólogo, os lo cuenta de primera mano. No os perdáis letra, es realmente interesante:

LA GRAFOLOGÍA Y SU APLICACIÓN PRÁCTICA EN CRIMINOLOGÍA

Con mucha frecuencia, los amigos y conocidos de los grafólogos nos preguntan (con mejor o peor intención) sobre el concepto de grafología y su fiabilidad en la aplicación práctica. En estos casos, si estamos con ánimo, solemos entrar al trapo y armarnos de paciencia, dispuestos a ser mirados con escepticismo o ironía mientras explicamos los fundamentos básicos de este arte. Y es que, en definitiva, la grafología se podría definir como la técnica, o el arte, de conocer a una persona analizando su escritura. A partir de aquí, las aplicaciones que se le pueda dar a la Grafología son tantas como necesidades tenga el grafólogo: desde elaborar un perfil psicológico, hasta avisar sobre ciertos trastornos de la personalidad, pasando por poder hacer orientación laboral, coaching personal y profesional, alertar sobre ciertos aspectos problemáticos en la infancia, etc.

En criminalística, dejando aparte la especialidad de Pericia Caligráfica, la grafología puede ser útil a la hora de conocer mejor a personas de las que tenemos sólo una muestra escrita, y no podemos acceder a ellas: criminales que dejan notas manuscritas, cartas de supuestos suicidios, cartas de víctimas de secuestro, cartas de personas desaparecidas (sin saber si la desaparición ha sido bajo coacción). En todos estos casos, el análisis de la escritura puede ayudarnos a conocer mejor la situación ante la que nos enfrentamos, y de esta forma llegar a tener unos indicios que en ocasiones son vitales para esclarecer los hechos.

En este artículo, y ya que estamos en un espacio de estudio criminalístico, vamos a centrarnos en señalar los rasgos grafológicos característicos de algunos delitos, en concreto de los terroristas, los agresores sexuales y los delitos económicos.

EL TERRORISTA

El terrorista es la persona que utiliza la violencia para conseguir un fin político, social, ideológico o religioso. En su grado más alto, es capaz de atacar la vida de personas civiles, planeando y eligiendo con antelación sus atentados en base a criterios de popularidad, representatividad o, simplemente, de oportunidad.

El perfil psicológico de estas personas se podría resumir, a grandes rasgos, en estas características: suele ser una persona joven, inmaduro emocional, rígido en sus creencias (dogmático, intransigente, intolerante), frío de ánimo e indiferente afectivamente.

La labor del grafólogo consiste en analizar la escritura y determinar si existen rasgos grafológicos que tengan los componentes que acabamos de señalar. Es decir, se hace una lista de los signos gráficos que corresponden a los rasgos psicológicos, y se va señalando su existencia, intensidad e importancia; la conjugación de estos tres factores nos tiene que permitir llegar a la conclusión de que la persona analizada tiene tendencias terroristas (o no).

En concreto, los aspectos gráficos característicos del perfil señalado serían los siguientes: escritura invertida, base rígida, escritura angulosa, existencia de espirales, trazos diagonales ascendentes, existencia de inflados, escritura alta o sobrealzada, óvalos angulosos, tamaño pequeño, rúbrica con ángulo a la derecha.  La presencia de estos gestos en la escritura, con una intensidad importante, nos llevaría a decir que la persona en cuestión tiene un perfil idóneo para ser captado por una organización terrorista. Que se produzca esto o no, depende de muchos más factores que evidentemente no podemos analizar aquí.

A modo de ejemplo, vamos a observar la firma de uno de los terroristas más famosos de los últimos tiempos: Mohamed Atta (terrorista responsable del atentado contra las Torres Gemelas):

Vemos cómo existen algunos de los rasgos que hemos enumerado: ángulos sobre todo en la parte superior, lo que denota rigidez o dureza en las ideas políticas o religiosas; sobrealzada con predominio constante de la zona superior; finales largos y barras de la “t” largas y lanzadas, que conllevan un carácter atrevido e impetuoso. Intolerancia de ideas y valentía e impetuosidad son una mezcla peligrosa, tal y como se demostró lamentablemente.

 EL AGRESOR SEXUAL

Dentro de la múltiple variedad de agresores sexuales que existen, podríamos tomar como comunes a todos los tipos los siguientes caracteres: la persona tiene una conducta general violenta, unido a un bajo autocontrol; alto autoritarismo; deseo sexual inapropiado; la persona tiene necesidades afectivas y conflictos emocionales profundos (dominancia, dependencia, odio, etc.). Asimismo, son gente que tienen dificultades para satisfacer el deseo sexual, por lo que pueden poseer un coeficiente intelectual débil; o una débil afirmación del yo; paupérrimas habilidades sociales; disfunciones sexuales graves.

En definitiva, en la escritura se tratará de analizar los signos grafológicos que expresen agresividad extrapunitiva y tendencias dominantes, así como trastornos sexuales. Esto se traduce en estos rasgos gráficos: escritura hiperangulosa, irregular, golpes de látigo en ángulo, finales afilados o en maza, diente de jabalí, barras de “t” altas y largas, rasgo de escorpión, jambas amputadas o fragmentadas o regresivas o infladas (muy importante el análisis de las jambas).

Como en el caso del terrorista, el hecho de que se den estas características en una escritura de forma intensa, no significa necesariamente que esta persona sea un agresor sexual, sino únicamente que tiene tendencia a cometer este tipo de delitos si se dan las circunstancias vitales adecuadas.

Pasemos a analizar someramente la escritura de Tony King (caso Wanninkhof):

Lo que más llama la atención es la desproporción brutal que existe entre las jambas (parte inferior de las letras) y el resto de la escritura. Fíjense en los pies de las “g” y las “y”, es realmente sorprendente. Estos inflados y prolongaciones desmesuradas, dejan entrever una obsesión por los aspectos materiales y sexuales, que evidentemente no controla y fantasea con ellos. Asimismo hay una gran confusión en el escrito (espejo de su confusión mental), y se ve también a primera vista la importancia que tiene para el sujeto la persona de Rocío, ya que es la única palabra que escribe con mayúsculas (o con un tamaño muy superior al resto).  La irregularidad de los márgenes, tanto izquierdo como derecho, así como la inestabilidad latente que se ve en todos los aspectos gráficos (dirección, inclinación, tamaño), denota una peligrosa variabilidad de carácter que seguramente se puede traducir en impulsos incontrolables de toda índole.

Para finalizar, una pincelada sobre la firma que, al ser anglosajón, es perfectamente legible, pero la inclinación es invertida: esto podría significar que la imagen que tiene el sujeto de sí mismo es de alguien alejado de los demás (marginado voluntariamente del resto); este alejamiento lo intenta disimular cuando está en sociedad, donde se mostrará más abierto, aunque de un modo muy artificial.

 DELITOS SOCIOECONÓMICOS

Los criminales de delitos socioeconómicos, o de cuello blanco, son las personas que cometen infracciones con ánimo de lucro aprovechando normalmente su facilidad de palabra y capacidad para relacionarse en cualquier ambiente, así como su gran poder de persuasión.

Los rasgos que les definen son: materialismo, egocentrismo, dinamismo, audacia, inteligencia, alta adaptabilidad social, alto estrés y neurosis, carencia de escrúpulos, gusto por el riesgo, optimismo, manipulación, extraversión, persuasión.

Los signos gráficos que se corresponderían, serían estos: artificiosidad, exageraciones gráficas, espirales y bucles, diferencias marcadas entre texto y firma, lentitud, firma ilegible o muy embrollada por  la rúbrica, jambas largas, filiformidades, escritura confusa, bucles en guirnaldas, irregularidades de tamaño, óvalos con bucles.

A continuación, una pequeña muestra de la firma de Bernard Madoff:

Vemos los bucles entremezclados que simbolizan habilidad, tacto, diplomacia, persuasión, arte para el engaño. La última lazada que sale a la derecha con energía y finaliza en un rasgo acerado y extendido aborda en exceso la zona social (la derecha), como si descargar la agresividad final en los demás, en un ataque de resentimiento mezquino tras el esfuerzo por agradar.

Estos son unos pequeños apuntes acerca de la disciplina de la Grafología. A quienes les haya gustado la materia, les animo a que profundicen en su estudio y nos ayuden, a los que ya la trabajamos, a mejorar los procedimientos que tenemos para elaborar nuestros informes, y también a ampliar las áreas en las que se aplica este sorprendente arte.

Fernando Garcia

Grafólogo        

Las redactoras de la Huella del Crimen, encantadas de contar con esta información tan increíble, te decimos sinceramente… ¡GRACIAS!

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