Theodore Robert Bundy era una persona inteligente y carismática, que luchó mucho por destacar en la sociedad y complacer a su familia. Como veremos el jueves en su perfil psicológico, el punto de inflexión en la vida de Bundy fue el momento en el que su novia Stephanie lo dejó: la rabia que sintió despertó en él una sed de venganza que le llevó a matar entre 23 y 36 personas durante 50 semanas.
De cleptómano y astuto ladrón, Ted Bundy pasó, en cuestión de meses, a ser un sádico criminal que elegía a sus presas de forma aleatoria, todas mujeres. Su particular estética macabra le llevaba a escoger chicas de edad y físico parecidos a Stephanie. Su locura le arrastró a una masacre en la que todo valía: tremendos golpes con barras de hierro y martillos, violaciones corporales de toda índole, mordiscos, penetraciones vaginales con palos metálicos, desgarramientos anales con ramas de árbol, estrangulamientos, etc. En una ocasión violó a cuatro mujeres en un mismo día, y era muy capaz de asesinar a un par de chicas y después irse a cenar con un nuevo ligue tranquilamente.
El conocido depredador de Seattle llenó de terror las calles de muchas ciudades norteamericanas, pero su capacidad de no dejar pruebas (al menos en los primeros crímenes) le libraban siempre de la cárcel, de forma que él seguía cometiendo sus delitos sin ningún impedimento. En sus últimos años de libertad cometió el error de dejarse llevar demasiado, dejar huellas dactilares y sus dientes marcados en los cadáveres de las chicas, lo que sirvió después para detenerle. Os dejamos este análisis que el programa "Criminales de la Historia" hizo sobre Theodore Bundy, con Pérez Abellán, uno de los mayores expertos de España sobre el tema.
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