La vampira de Barcelona actuaba movida por sus firmes creencias de que aquello que hacía le proporcionaba salud y juventud. Enriqueta Martí, durante el día, secuestraba a niños vestida de mendiga por las calles, cuando sus madres se descuidaban. Los cubría con un manto negro y los hacía desaparecer rápidamente. Después, los llevaba hasta alguno de sus múltiples apartamentos y una vez allí les mantenía con vida algún tiempo, dependiendo del caso, en unas condiciones inhumanas, desnudos, deshidratados. Después, les arrancaba el cuero cabelludo y les abría para extraer su sangre, coger algunos de sus huesos y sustraer sus grasas. La sangre se la bebía ella, y la usaba también, junto con todo lo demás, para hacer ungüentos y medicamentos que después vendía a personas adineradas de la Barcelona de principios de siglo XX.
Algunas de las niñas a las que secuestró |
Por las noches se vestía con sus mejores ropas y frecuentaba los lugares de ocio más sofisticados de la ciudad, como salas de baile, de concierto, locales de copas, etc., para codearse con los altos estratos sociales. Así conseguía clientes –en su mayoría, hombres tísicos-, a los que aseguraba que podía sanar mediante sus técnicas. Esta práctica le proporcionó a Enriqueta Martí una gran cantidad de dinero. Una vez fue descubierta, se encontraron en todos sus apartamentos algún tipo de resto de niño pequeño. Su forma tan sádica de llevar a cabo los rituales ha servido de inspiración para diversas obras de ficción.
2 comentarios:
Ugggh! Crec que aquesta és la pitjor dels que heu analitzat fins ara... Tots són horribles, però és la que més m'ha impressionat amb diferència...
sí, sí... la veritat és que quan el tema d'assessins té relació amb nens, la cosa ja comença a impressionar molt!
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