Manuel Delgado Villegas confesó 48 asesinatos, aunque sólo se pudieron probar 7. La mayoría de veces, para matar a sus víctimas, utilizaba el golpe mortal en el cuello, un truco que aprendió en la Legión española. En algunas ocasiones, Villegas abusaba sexualmente de los cadáveres de las víctimas.
Asesinó a personas de todas las edades, sin un orden determinado, lo que hizo pensar que no elegía cuidadosamente a sus víctimas, si no que asesinaba a aquella persona que le contestara mal, a quien tuviera algo que robar, a quien quería violar e incluso a su novia.
Algunas de sus víctimas murieron en el hospital. Eso significa que no se cercioraba de que estuvieran muertas antes de abandonar el lugar del crimen. Además, dejó pistas que permitieron a la policía probar 7 de sus muchos asesinatos. Era impulsivo y actuaba por instinto. A parte del golpe mortal en el cuello, llegó a matar a golpe de ladrillo, estrangulando a la víctima, ahogándola, con una piedra… No se establece por tanto, en Manuel Delgado Villegas, El Arropiero, un patrón operativo determinado.
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