Manuela García Blanco y su hija Petra. 1846. Naturales de Rebordechao. Confiaron en que Manuel Blanco las llevaría hacia la montaña de Santander y allí encontrarían trabajo. Nunca más se supo de ellas, aunque Manuel aseguraba que las había dejado muy bien colocadas en casa de un religioso.
![]() |
Rebordechao, Villar del Barrio. Pueblo del que salían las víctimas |
Benita García Blanco y su hijo Francisco. 1850. Hermana y sobrino de la primera víctima.
José Pazos García (sobrino de las hermanas García Blanco), su mujer Antonia Rúa y su hija, Peregrina. 1850. Todos familiares que querían correr la misma suerte que sus tías y primos que habían emigrado y, según Manuel, disfrutaban de una vida envidiable.
Josefa, y después María Dolores (hija de Antonia Rúa). 1850. María Dolores tenía 11 años y El Hombre Lobo aseguraba que la quería como a una hija.
Como ya dijimos ayer, nunca se encontraron sus cuerpos, y por tanto no se sabe a ciencia cierta cómo murieron. Los cierto es que Manuel Blanco Romasanta confesó, una vez detenido, éstos crímenes, y se le atribuyen más sin identificar. Fue precisamente la familia de todas estas personas quien comenzó a deducir que algo raro estaba pasando.
0 comentarios:
Publicar un comentario