El mayor asesino en serie de la historia de Nueva York presentaba un perfil psicológico de criminal satánico. Él mismo declaró haber matado a todas esas personas porqué seguía las instrucciones del demonio que emanaban de los ladridos del perro de su vecino, Sam Carr, motivo por el cual la prensa le bautizó como El Hijo de Sam.
David Berkowitz dijo que sentía unas voces en su interior, las voces del demonio, que le conducían a hacer lo que hacía “esperaba una señal y oía voces demoníacas que me ordenaban dar muerte”.
Anteriormente, se había relacionado con algunas sectas satánicas. Una de estas sectas fue Los Veintidós Discípulos del Infierno, relacionada con la brujería, adoradores del demonio que creían en los sacrificios humanos.
Otra característica psicológica de Sam es que presentaba una gran frustración sexual, por eso atacaba a mujeres, porqué según él era el colectivo que más amargamente le había tratado. Ya en su juventud tubo la intención de formar parte de un club de “odiadores de mujeres”.
Además, Sam se dio a conocer a través de la prensa, lo que nos indica que quería tener notoriedad y alcanzar la fama. En su primera declaración tras la detención, reconoció ser El hijo de Sam y haber enviado todas las cartas.
Como veremos mañana en el post sobre la sentencia, tres de los cuatro psiquiatras que declararon en el juicio, sentenciaron que se trataba de un esquizofrénico que se creía poseído por los demonios, pero hubo uno que discrepó. No queremos adelantarnos a los hechos, así que mañana tendréis el resto de la información.
2 comentarios:
Increïble això del gos...
Sí Laura, increïble, però va ser cert. No et perdis avui la ressolució del cas. Descobrirem què va passar amb ell i també que deia un advocat sobre la seva esquizofrènia.
Gràcies!
Publicar un comentario